Donde hay patrón, no manda marinero.

La situación obliga.
Obliga a alienarse,
a dejar a un lado la dignidad.
A aceptarse a uno mismo
como mano se obra barata.

Obliga, obliga.

Obliga a dejar de soñar
y ver las cosas como son.
Y eso es lo que nos dejan de la vida,
la obligación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario