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Huyo de la muerte cerebral
del encefalograma plano.
Y de la plana monotonía.

Huyo de las palabras que no dicen nada.
De ese vacío que va llenándolos a todos.
Del abismo hacia la nada que se los traga.

Ya lo he visto, sé dónde acaba.
Y que no está ahí fuera.

Ya pequeña aprendí a caminar por el bordillo
y a pisar sólo las baldosas rojas.

Hoy me gustaría volver a trepar el árbol.


Hablo.


Hablo con las paredes, con el boli
con el papel.
No me importa, estoy bien.

Hoy fue un buen día de sol y poca soledad.
No siempre iba a ser todo gris.
Sigo soñando, eso no ha cambiado.
Aunque duerma menos y me despierte tarde.

Vigilia nocturna de mis desvelos
en la que pienso y me volteo.
Me vuelco.
Encima de la mesa, como quien limpia el bolso.

Como regurgitar hierba.
Como ordenar el desorden.

Aquí dentro, no todo tiene un sitio fijo.


El tono medio.


Llueve invierno.
La tristeza resbala por los tejados
y muere en la acera como charco pisado.

No hay botas de agua que no calen este tedio.
Mi abrigo está empapado.
Me seco en el cuaderno.

Gris es el medio tono, el tono medio
de ahí afuera. Yo ya no tengo color.
En blanco y negro y muda.


Juaninacka. Funk baby!!!. M.I.L.F. Julio 2012.


Octubre.


Este invierno, será de bata
de sudadera puesta en casa
de capa sobre capa y poca calefacción.

Será de introspección
de cueva en la piedra
y mezcla de pigmentos.

Será frío, como siempre ha sido.

Será aislamiento voluntario.
Será ermitaño, como hoy lo es
y aún dicen que es otoño.


Pelirroja con puntillas.


El vestido azul.


Monte y valle.


Monte y valle es mi tierra.
Valle verde y monte redondo.
Redondo y suave
pulido por el agua y el viento.

Monte y valle es mi tierra.
Mi tierra naranja, intensa
como el corazón de quienes
la habitan, pisan y trabajan.

Es chopo, mi tierra, que crece
en la orilla del río.
Castaño, roble y encina.