Lo dejo

Dejo una habitación con vistas al río, dejo 3 años de mi vida entre estas cuatro paredes, dejo los recuerdos que daban al patio de luces. Lo dejo. Dejo lo que tuve, lo que ya no tengo, para tener a quien me tiene. Lo que tendré, no lo sé. La esperanza de que todo va a ir bien. De que quien me quiere, va a seguir ahí.

Dejo mi puta soledad ahí plantada, sola. Para que sepa lo que se siente. Y me voy, a ser feliz.

A amanecer envuelta entre sus brazos. Y en septiembre ¿Qué pasará? Eso tampoco lo sé. Seguiré estudiando, tranquilos, mamá y papá. No os defraudaré, confiad en mí. Sé en qué mundo vivo y la importancia de un título que demuestre tu validez laboral.

Pero ahora he de llenar este vacío que se me va tragando desde dentro, he de huir de la tormenta que asedia mi cristal. De las gotas gordas que rebotan en el alfeizar. Del río enlodado que arranca los árboles de la orilla. De la luz gris de invierno, en junio.

El 3 de julio cumplo 22. 22 años de mi vida. Un 20% aproximadamente del 100% que espero que sea.

Quiero mandarles un abrazo a mis amigas y amigos, ellos saben que así es como digo te quiero. Y joder, que os echo de menos. Que nos hacemos mayores. Que ya casi no me cabe el culo en los columpios. Que se me va olvidando la tabla de multiplicar que nunca me aprendí, mientras mi abuela jugaba conmigo a la comba. Que me acabo de acordar de los ruedines de mi primera bici.

Que empiezo a desvariar en mis nostalgias infantiles y me siento Peter Pan.

Y sé que estos miedos, estas dudas, esta incertidumbre y este desasosiego, ahí se quedarán, plantados, solos. Como mi soledad.

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